La muerte y duelo gestacional y perinatal

Las pérdidas perinatales, así como las muertes de lactantes o niños pequeños, están comprendidas dentro de los duelos más difíciles de transitar. En nuestra sociedad, los duelos ligados a estas muertes tienden a ser invisibilizados, por lo que las familias que transitan estos procesos lo hacen en silencio y soledad. Asimismo, las investigaciones evidencian que la muerte perinatal puede tener consecuencias sobre diversos aspectos como la relación de pareja o la vivencia de futuros embarazos (Hutti, Armstrong, Myers & Hall, 2015.). Las intervenciones que se realicen desde la salud podrán facilitar u obstaculizar el proceso de duelo que la familia despliegue, así como la construcción que los padres hagan alrededor de esta muerte. En este sentido, cobran importancia aquellas intervenciones que favorecen la integración a sus vidas, de este suceso potencialmente traumático. Cuando sucede un hecho traumático —como lo es la muerte de un bebé—, las primeras frases, palabras, rostros y distintas actitudes que los padres y hermanos reciben, quedan grabadas para siempre. Por este motivo, quienes están en contacto con los padres antes, durante y después de la muerte perinatal, deben saber claramente qué decir y qué no decir. Diversas investigaciones muestran que el asesoramiento por parte de especialistas se asocia con una mejora de los resultados psicológicos de los padres que sufren una pérdida perinatal (Rogers, Spink, Magrill, Burgess & Agius, 2015).