Niveles de azúcar en cereales para bebés
El artículo de la revista Public Eye titulado "How Nestlé gets children hooked on sugar in lower-income countries" expone cómo Nestlé promueve productos alimenticios infantiles con altos niveles de azúcar añadida en países de ingresos bajos y medios, mientras que en Suiza y otros países europeos sus productos no contienen azúcar añadida. A continuación, se resumen algunos puntos clave del artículo:
Marketing engañoso y doble estándar: Nestlé promociona sus productos, como las marcas Cerelac y Nido, como saludables y esenciales para el desarrollo de los niños, pero muchos de estos productos contienen altos niveles de azúcar añadida en países de ingresos bajos y medios, a diferencia de Suiza y otros países europeos.
Uso de influenciadores: Nestlé utiliza influenciadores en redes sociales para promover sus productos en estos países. Ejemplos incluyen a Meagan Adonis en Sudáfrica y Billy Saavedra en Guatemala, quienes recomiendan productos de Nestlé a sus seguidores sin mencionar que estas recomendaciones son parte de asociaciones pagadas.
Investigación y hallazgos: La investigación realizada por Public Eye y la International Baby Food Action Network (IBFAN) revela que el 93% de los productos Cerelac vendidos en África, Asia y América Latina contienen azúcar añadida. En algunos países, como Filipinas, un producto Cerelac para bebés de seis meses contiene hasta 7.3 gramos de azúcar por porción.
Impacto en la salud pública: Expertos como Nigel Rollins de la Organización Mundial de la Salud critican a Nestlé por establecer este doble estándar, indicando que acostumbrar a los niños al azúcar desde una edad temprana es inapropiado y problemático tanto desde una perspectiva de salud pública como ética.
Resultados de laboratorio: En varios casos, la cantidad de azúcar añadida no se divulga en la información nutricional de los productos. Para investigar esto, Public Eye realizó análisis de laboratorio, encontrando que muchos productos Cerelac contienen en promedio casi 4 gramos de azúcar añadida por porción.
Implicancias para la práctica cllínica
Como profesionales de la salud, es esencial ofrecer información a las familias sobre la importancia de leer las etiquetas de los alimentos y optar por productos sin azúcar añadida para sus hijos e hijas. Es fundamental explicar los riesgos asociados con el consumo excesivo de azúcar desde una edad temprana y mostrar ejemplos de productos con y sin azúcar añadida, destacando las diferencias en sus efectos sobre la salud infantil.
Promover hábitos alimenticios saludables es crucial. Guiar a las familias en la elección de alimentos naturales y mínimamente procesados, como frutas, verduras y cereales integrales sin azúcar añadida, es una excelente práctica. Además, fomentar la preparación de alimentos caseros para bebés y niños y niñas pequeños, evitando los productos comerciales con altos niveles de azúcar, ayudará a establecer hábitos alimenticios saludables desde una edad temprana.
Realizar evaluaciones nutricionales rutinarias para detectar el consumo excesivo de azúcar y sus posibles efectos en la salud, como el sobrepeso y la caries dental, es vital. Implementar programas de intervención temprana para niños y niñas que ya muestran signos de problemas de salud relacionados con el consumo de azúcar, como la obesidad infantil, puede prevenir complicaciones futuras y mejorar su calidad de vida.
En el ámbito de la salud pública, abogar por políticas de etiquetado más estrictas que obliguen a las compañías a divulgar claramente el contenido de azúcar añadida en los productos alimenticios es fundamental. Participar en campañas de sensibilización comunitaria sobre los riesgos del azúcar añadido en los alimentos infantiles y promover opciones más saludables también puede tener un gran impacto en la comunidad.
La colaboración interdisciplinaria es esencial. Trabajar en equipo con nutricionistas y otros profesionales de la salud para desarrollar programas de educación y apoyo nutricional para las familias es una práctica recomendada. Además, participar en investigaciones que estudien el impacto del consumo de azúcar en la salud infantil y utilizar estos hallazgos para mejorar las prácticas clínicas y las políticas de salud pública ayudará a avanzar en la prevención de enfermedades crónicas relacionadas con el consumo de azúcar.
Incorporar esta información en la práctica clínica permitirá a los profesionales de la salud desempeñar un papel activo en la prevención de enfermedades crónicas relacionadas con el consumo de azúcar, mejorando así la salud y el bienestar de niños y niñas a largo plazo.
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