Una política de maternidad que proteja y apoye la lactancia: claves del Protocolo ABM #7 (2025)
- Instituto Uruguayo de Lactancia Materna
- hace 2 días
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La Academy of Breastfeeding Medicine publicó en 2025 la actualización de su Protocolo Clínico Nº7, que propone un modelo de política de maternidad orientado a proteger, promover y apoyar la lactancia materna. El documento se alinea con la Iniciativa Hospital Amigo del Niño y la Niña (IHAN/BFHI) de OMS–UNICEF y reúne la evidencia más reciente sobre prácticas perinatales que impactan directamente en la lactancia.
Lejos de centrarse solo en la conducta individual de las madres, el protocolo pone el foco en los sistemas de salud, las políticas institucionales y las prácticas de los equipos de salud como factores determinantes del inicio, la exclusividad y la duración de la lactancia.
La lactancia como estándar de calidad en la atención perinatal
El protocolo parte de una definición clara: la lactancia materna es la norma biológica y un derecho humano básico. La evidencia demuestra que su no inicio o su interrupción precoz se asocia a mayores riesgos de enfermedad y mortalidad en madres y niños, además de impactos sociales, sanitarios y ambientales significativos.
En este marco, se destaca que la atención brindada durante el embarazo, el parto y los primeros días después del nacimiento es clave. Las prácticas institucionales pueden facilitar o, por el contrario, obstaculizar la lactancia, incluso cuando existe motivación por parte de las familias.
Políticas institucionales: más que una declaración formal
Uno de los ejes centrales del protocolo es la necesidad de que las maternidades cuenten con una política escrita de alimentación infantil, conocida por el personal y comunicada a las familias. Esta política debe implementar los Diez Pasos para una Lactancia Exitosa como un conjunto integrado de prácticas, y no de manera aislada.
Entre los elementos indispensables de esta política se incluyen:
monitoreo continuo de prácticas e indicadores de lactancia,
mecanismos de mejora de la calidad y evaluación externa periódica,
compromiso institucional con la sostenibilidad de las prácticas,
cumplimiento estricto del Código Internacional de Comercialización de Sucedáneos de la Leche Materna.
El protocolo es enfático en señalar que la influencia directa o indirecta de la industria de fórmulas comerciales sigue siendo una de las principales amenazas para la lactancia dentro de los servicios de salud.
Equipos de salud: competencias, no solo buena voluntad
El documento subraya que apoyar la lactancia requiere competencias clínicas y comunicacionales específicas. No alcanza con actitudes favorables: los equipos deben contar con formación actualizada, habilidades prácticas y capacidad de brindar consejería centrada en la persona.
Se recomienda que las instituciones:
verifiquen periódicamente las competencias del personal,
ofrezcan formación continua basada en evidencia,
promuevan una atención respetuosa, culturalmente sensible e inclusiva,
aseguren coherencia en los mensajes brindados a las familias.
La calidad del acompañamiento profesional es presentada como un factor decisivo para la experiencia de lactancia.
Acompañamiento desde el embarazo
El protocolo destaca la importancia de la educación prenatal en lactancia, que debe comenzar tempranamente, ser personalizada y quedar registrada en la historia clínica. Este acompañamiento permite identificar factores de riesgo, trabajar expectativas realistas y fortalecer la confianza de las madres y familias.
Además, se recomienda complementar las instancias presenciales con herramientas digitales y estrategias de salud móvil, especialmente para mejorar el acceso y la continuidad del apoyo.
Nacimiento y posparto inmediato: momentos críticos
Durante el trabajo de parto y el nacimiento, el documento promueve un modelo de atención respetuoso, centrado en la fisiología y en las decisiones informadas de las mujeres. La evidencia respalda el acompañamiento continuo, la reducción de intervenciones innecesarias y la atención liderada por parteras en embarazos de bajo riesgo.
En el posparto inmediato, el contacto piel con piel temprano, continuo y sin interrupciones aparece como una intervención clave. El protocolo recomienda iniciar la lactancia lo antes posible, idealmente dentro de la primera hora de vida, y contar con protocolos que garanticen la seguridad sin limitar el contacto madre–bebé.
Prematuros y recién nacidos enfermos: la leche humana como estándar
El documento dedica especial atención a los recién nacidos prematuros, de bajo peso o enfermos. En estos casos, la leche materna propia es considerada el estándar de cuidado, y se recomienda:
inicio precoz y apoyo intensivo a la extracción de leche,
uso temprano y sostenido del método madre canguro,
evitar el uso de biberones y priorizar métodos alternativos de alimentación,
utilizar leche humana donada cuando la leche materna no está disponible.
Estas prácticas se asocian con mejores resultados clínicos, neurológicos y con mayores tasas de lactancia al alta y a largo plazo.
Un enfoque ético y centrado en la equidad
Finalmente, el protocolo incorpora una mirada ética que reconoce el impacto de los determinantes comerciales de la salud. Proteger la lactancia implica garantizar información clara, basada en evidencia y libre de intereses comerciales, sin coerción y respetando las decisiones informadas de las familias.
El acceso equitativo al apoyo en lactancia se presenta como un objetivo central de las políticas de maternidad y como parte inseparable de una atención de calidad.
En síntesis
El Protocolo ABM #7 reafirma que el éxito de la lactancia no depende únicamente de las madres, sino de instituciones comprometidas, políticas claras y equipos de salud competentes. La lactancia, en este marco, deja de ser un resultado individual para consolidarse como un indicador de calidad de la atención perinatal.
Academy of Breastfeeding Medicine. ABM Clinical Protocol #7: Model Maternity Policy Supportive of Breastfeeding. Breastfeeding Medicine. 2025;20(11). DOI: 10.1177/15568253251375964
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